·El vínculo emocional intenso – «apego seguro»- es crucial para la salud y el aprendizajede los niños/as
·Los niños y niñas que carecen de este vínculo tienen más probabilidades de tener problemas educativos y de conducta
·Cuando los padres responden a las necesidades de sus hijos e hijas y son una fuente confiable de consuelo, los niños/as aprenden a manejar sus propias emociones
¿Qué es el apego seguro?
El apego es un tipo de vínculo que refleja el lazo afectivo entre el/la bebé y quien lo/a cuida. Esta persona cuidadora (mamá, papá,…) debe mostrarse sensible y atento/a a las necesidades del niño/a (estar disponibles, cuidarles, consolarles cuando lloran, ser afectuosos, etc.), para conseguir un apego seguro. Algunas características de este apego son que el/la bebé busca la proximidad y el contacto físico con su cuidador/a, y al separarse de él/ella busca tener su atención. Este bebé se siente más seguro/a para explorar cuando tiene cerca a este/a cuidador/a. Los bebés pueden llegar a vincularse con 4 o 5 personas pero siempre hay una persona con la que el vículo será mayor.
Los niños/as con apego seguro hacia sus cuidadores/as tienen una mejor autostima, confianza y autonomía a lo largo de su vida.
Los menores de 3 años que no forman vínculos fuertes con sus madres o padres tienen más probabilidades de ser agresivos, desafiantes e hiperactivos
Según un estudio realizado en EEUU con 14.000 niños y niñas, el 40% carece de un vínculo emocional intenso -“apego seguro”- con sus padres. Los investigadores descubrieron que los menores de tres años que no forman vínculos fuertes con sus madres o padres tienen más probabilidades de ser agresivos, desafiantes e hiperactivos como adultos. Estos vínculos de apego seguro, como hemos comentado, se forman a través del cuidado temprano de los padres y la respuesta a sus necesidades físicas y afectivas, como abrazarles y consolarles cuando lloran.
“Cuando los padres responden a las necesidades de sus hijos y son una fuente confiable de consuelo, los niños aprenden a manejar sus propias emociones y conductas”, dijo Sophie Moullin, una doctoranda del Departamento de Sociología de Princeton . “Estos apegos seguros a sus madres y padres brindan a estos niños una base desde la cual pueden prosperar en todos los sentidos”.
Su análisis muestra que aproximadamente el 60% de los niños y niñas desarrollan fuertes vínculos con sus padres, que se forman a través de acciones simples, como responder a las necesidades del bebé y el contacto afectuoso. Tales acciones apoyan el desarrollo social y emocional de los niños, lo que a su vez fortalece su desarrollo cognitivo (Proceso por el qual los niños y niñas aprenden a conocer el entorno y cómo esto afecta a su cerebro y a las conexiones neuronales).
Además, el estudio evidencia que los niños y niñas que crecen en la pobreza, por ejemplo, pero tienen fuertes vínculos con los padres, tienen dos veces y media menos probabilidades de mostrar problemas de conducta en la escuela.
El otro 40% de niñ@s que carecen de un apego seguro tienen más probabilidades de desarrollar un lenguaje más pobre y un comportamiento más inmaduro antes de entrar a la escuela. Este efecto continúa a lo largo de la vida, y se convierte en una tasa más alta de abandono escolar. Entre los niños y niñas que crecen en la pobreza, la falta de cuidado de los padres y el apego inseguro antes de los cuatro años de edad predijeron firmemente que no terminarían la escuela. Del 40% que carece de apego seguro, el 25% evita a sus padres cuando están molestos (porque creen que ellos no atienden sus necesidades), y el 15% se resiste a sus padres porque les causan angustia.
Fuente: Instituto europeo de Salud Mental Perinatal + info